Maria, en su Blog, ha escrito un bello texto de sumisión a su amo. Os transcribo su relato tal cual ha salido de su pluma, disfrutadlo como lo he hecho yo, mirando de introducirme en la piel del amo, que espera después de la acción de sumisión la liberación de su esclava inmovilizada, para que, al final, le ofrezca todo su amor. Me he sumejido en ese juego amoroso y he versificado al final un texto, que espero que Maria perdone mi osadía.
Nudos

Madrugada envuelta en velas, en aromático incienso que humea lento, dibujando filigranas, y mezclándose con el aroma a madera de tu piel.
Dibujas líneas con las acuarelas de tus cuerdas, trazos firmes que se tensan sobre la piel entregada. Nudo a nudo me hablas de amor, de deseos escondidos entre las sogas trenzadas, de tus manos de artesano dando forma a un bondage de silencios y miradas.
Átame a ti, róbame esa libertad que no deseo, sujétame con las cuerdas de tu voz y de tu risa. Átame al deseo compartido, a tus noches eternas, a la plata de tu pelo y a los amaneceres de mis dedos en tu espalda.
Seré diosa, musa, princesa, bastidor de tus tapices, lienzo en el que dibujar las complicadas tramas de tus cuerdas. Tensa piel esclavizada a los designios de tus ansias y a las sogas de tu placer.
Reduce mi mundo con tus ataduras, anúdame entre tus dedos, amante amigo, amado Amo, cordelero de pasiones encendidas, carcelero de la piel enamorada.
Mi vientre el centro mismo de un atrapasueños, trampa de fantasías y delirios, arabesco de carne encadenada.
Presa de la tela de araña que tejes en torno a mí, tus hilos de seda se tornan blanco algodón apasionado, travesías que se adaptan a mi cuerpo perfilando un tatuaje de cálidos contornos.
Cautiva y silenciosa, adicta a tus amarres, al calor de tu mano, a tu grave voz que aguijonea mi mente envenenándome la piel.
Nudos que trazan nuevos mapas, territorios fronterizos, batallas perdidas antes de su inicio.
El cuerpo se rinde ante el avance de tus manos hilanderas, de tu ejército de dedos implacables que deslizan la cuerda en un último nudo y dejan, después, resbalar el revés de las uñas por mis costados con la suavidad precisa para que sea mi cuerpo el que tense, al límite, el cordel que me recorre.
Cuerdas que me visten la piel y, a la vez, me despojan de toda protección. Cuerdas que excavan deliciosas trincheras en las que tu deseo espera agazapado.
Cuerdas que dejan mi alma en carne viva, nudos apasionados y un enloquecedor compás de espera cuando me rodeas lentamente, observando y susurrando, anticipando con tus palabras cada una de las sensaciones que está por venir.
Sueños hechos realidad, cautiva por ti, mi Amo, mi Rey, atada a ti.
Cuarto oscuro de sueños inconfesables
Velas que ensombrecen tu cuerpo desnudo
Que se muestra hermoso, perfumado
Por el sándalo incandescente.
Preludio de acto sublime de sumisión a mi amor,
Por los surcos que diseñaré.
Enroscaré esa cuerda, como una serpiente,
Nudo a nudo, a tu piel sedienta
De pérdida de libertad, que con dolor me brindas,
Sintiéndote unida por esa soga,
Como cordón umbilical, a mí,
A través de ese acto de amor de ti.
Entre susurros te iré pasando el cáñamo
Por tu cuerpo y después de cada murmullo
Lo sellaré con un nudo
Tejiendo en tu piel una tela de araña,
Hasta que terminar como una inmóvil presa,
Asustada, esperando de tu amo su llamada.
Entonces te diré, sólo entonces,
Lo que deseo de ti.